⎡My sister and I are two uttered words
back flipping out of white lips
pronounced wrong.
By the pale men that don't love us.
And sometimes by the ones that do.
I got the feeling their skin is about the same color as my pale yellow bones
and there is everything ironic about that.
On a bad day I fall in love three times
on a good day, I lose count, and my mind,
stuffing hand written letters and my backbone, postmarked, into mailboxes .
Hope them to be received by some land or hand that I can memorize sweet.
Putting parachutes on all my sentences
so that the skulls of my sounds may find themselves un-shattered.
And this must be how all the women in my family love
and get loved.
By dark men too
Spinned from night and knuckles.
Like Delci, mama, she's been dead almost 19 years
and her name still slides off of my dads bottom lip,
the way only property can.
I hung one of her portraits on my wall the other day
the charcoal stained my fingers blue, as if still fresh.
And this is the closest I have let myself get to her.
The homeless black men
congregate under the tallest trees in the plaza,
on my way to work.
I cringe when they pronounce my name the way my dad does,
all thick like, with cities I've only been to twice,
and split personalities I've never been formally introduced to.
like: no, I don't have a nickel or a dime, or time to
listen to my name with Brooklyn and Queens tangled up in it.
These hands of mine are still blue with the closest I'll ever be to either of my parents.
Except
now I'll trace the cadence of that blue smudge
to the spot under my pillow,
where I'll keep a dollar for every time he called her out of her name.
And a prayer,
for my sisters white boyfriend, who too often, mistakes her name for dirt.
Doesn't even check the temperature of each syllable
nor the angle by which we un-bend our backs to stand eye-level with our reflections.
With my face reflecting hers, swelled in gilt, my girl told me a week ago,
she couldn't unhinge her heart from her body long enough to swallow her man whole.
And it's sounds like those, that get this girl feeling heavy or heat covered,
or ugly.
But I know I'm pretty because the boys tell me so,
watch my legs move fast past'em cuz I hear
them yell: my thighs or my hips
these curves, that I'm about.
And I don't like the sound of my shapes in their mouths
or these blue hands.
She must've loved her blue charcoal,
that indigo space
and don't my daddy be the bluest place.
Who told you to climb these mountains?
Who told you to let the butterflies out of my closet?
Who told you, you could hide in my jaw,
disguised as a song.⎦
⎡Mi hermana y yo somos dos palabras
en caída libre desde labios blancos
y mal pronunciadas.
Por hombres pálidos que no nos aman.
Y por algunos que sí.
Tengo la impresión de que su piel es del mismo amarillo pálido que mis huesos
y hay algo irónico en eso.
Los días malos me enamoro tres veces,
los buenos pierdo la cuenta, y la cabeza,
aprieto cartas a mano y mi espina dorsal, mataselladas, en los buzones.
Espero que las reciba una tierra o una mano a las que pueda recordar con dulzura.
Pongo paracaídas a todas mis frases
para que los cráneos de mis sonidos vuelvan en sí indemnes.
Así es como todas las mujeres de mi familia deben amar
y ser amadas.
Por hombres oscuros
atiborrados de noche y nudillos. (1)
Igual que mamá Delci, que lleva muerta casi 19 años
y su nombre aún escapa del labio inferior de papá
como sólo lo que es de uno puede hacerlo.
El otro día colgué uno de sus retratos en la pared,
el carboncillo me tiñó los dedos de azul, como si fuera reciente.
Eso es lo más cerca de ella que me he permitido estar.
Los mendigos negros
se reúnen bajo los árboles más altos de la plaza,
de camino a mi trabajo.
Me estremezco cuando pronuncian mi nombre igual que papá,
con fuerte acento de ciudades a las que sólo he ido un par de veces
y personalidades rotas que aún no me han sido presentadas.
En plan: no, no tengo diez centavos, ni siquiera cinco, o el tiempo
para escuchar mi nombre contaminado por Brooklyn y Queens.
Mis manos siguen azules, es lo más cerca que voy a estar de mis padres.
Salvo por que ahora
voy a seguir el rastro de esa mancha azul
hasta el lugar bajo mi almohada
en el que pienso guardar un dólar por cada vez que la llamó por su nombre.
Y una oración
por el novio blanco de mi hermana, que demasiado a menudo confunde su nombre con mugre.
Ni siquiera le toma la temperatura a las sílabas
ni el ángulo al que nuestras espaldas se levantan para mirar a nuestros reflejos de frente.
Con su cara reflejada en la mía, algo culpable, mi hermana me dijo hace unos días
que no podía dislocar lo bastante el corazón del cuerpo como para devorar a su hombre entero. Hay sonidos así, que la encuentran
a resguardo de la humedad y el calor
o fea.
Pero yo sé que soy guapa porque los chicos me lo dicen,
miran mis piernas que se mueven deprisa porque los oigo
gritar: mis muslos o mis caderas,
estas curvas que soy,
y no me gusta el sonido de mis formas en sus bocas
ni estas manos azules.
Ella debió amar su grafito azul,
ese espacio índigo
y que mi papá no fuera el lugar más triste. (2)
¿Quién te dijo que escalaras estas montañas?
¿Quién te dijo que sacaras las mariposas de mi armario?
¿Quién te dijo que podías esconderte en mi mandíbula
disfrazada de canción?⎦
N. del T.:
(1)”Knuckles”, literalmente “nudillos”, puede tener aquí dos interpretaciones.
Uno. Se denomina “Game of Knuckles” o simplemente “Knuckles” al juego consistente en superponer ambas palmas de las manos vueltas hacia abajo al dorso de las de otra persona. El objetivo del jugador que tiene las manos debajo es el de golpear el dorso de una o ambas manos de su oponente con las suyas. El objetivo del que tiene las manos encima es evitar que eso suceda. En este pasaje, la autora parece establecer la analogía entre la posición de las manos del juego y la de esos “mendigos negros” al calentarse junto a una hoguera. En este caso la analogía es doble, ya que uno de los efectos del juego es el calentamiento de las manos.
Dos. El término “Knuckle” se usa para designar a un hombre, generalmente negro, con el que se comparte una causa o un ideal. La metonimia tiene su origen en la década de los 60, cuando los seguidores de la denominada Revolución Negra hicieron del gesto de alzar los nudillos un símbolo de hermandad y defensa de los Derechos Civiles.
(2). Al igual que el intérprete Roberto Carlos en su célebre canción, la autora juega con la polisemia del término “blue”, cuyo significado puede ser tanto “triste” como “azul”. En la traducción, se ha usado la acepción cromática cuando la autora alude al grafito y la anímica cuando hace referencia a su padre, perdiéndose en cualquier caso el juego verbal.
*Angel Nafis.
** I know i´m pretty cuz the Boys tell me so (a poem for any woman or womangirl seen as little outside of a fetish, or even freedom). [trad. ugdm]. Angel Nafis.
No nos pongamos estupendos.
ResponderEliminarAntes o después tenía que salir Roberto Carlos!
ResponderEliminarjajajaja
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