27.5.09

Most exquisite order

«The pleasure given by wine is always rapidly mounting, and tending to a crisis, after which as rapidly it declines; that from opium, when once generated, is stationary for eight or ten hours: the first, to borrow a technical distinction from medicine, is a case of acute, the second of chronic, pleasure; the one is a flickering flame, the other a steady and equable glow. But the main distinction lies in this —that whereas wine disorder mental faculties, opium, on the contrary (if taken in a proper manner), introduces amongst them the most exquisite order, legislation, and harmony. Wine robs a man of his self-possession; opium sustains and reinforces it. Wine unsettles the judgment, and gives a preternatural brightness and a vivid exaltation to the contempts and the admirations, to the loves and the hatreds, of the drinker; opium, on the contrary, communicates serenity and equipoise to all the faculties, active or passive; and, with respect to the temper and moral feelings in general, it gives simply that sort of vital warmth which is approved by the judgment, and which would probably always accompany a bodily constitution of primeval or antediluvian health.»

«El placer que da el vino va siempre en aumento y tiende a una culminación, pasada la cual declina; el del opio, una vez generado, se mantiene estacionario durante ocho o diez horas; el primero, según la distinción técnica utilizada en medicina, es un placer agudo, el segundo es crónico; el primero es una llama, el otro un resplandor constante y firme. Pero la diferencia principal estriba en esto: mientras el vino desordena las facultades mentales, el opio, por el contrario (si se toma de manera apropiada) introduce en ellas el orden, la legislación y la armonía más exquisitos. El vino roba al hombre el dominio de sí mismo; el opio, en gran medida, lo fortalece. El vino perturba y nubla el juicio y da una claridad sobrenatural y una exaltación muy vívida a los desprecios y admiraciones, amores y odios del bebedor; el opio, en cambio, imparte serenidad y armonía a todas las facultades, sean activas o pasivas, y con respecto al carácter, y los sentimientos morales en general, proporciona tan sólo esa especie de calor vital que la razón aprueba y que probablemente acompañó siempre a toda constitución dotada de una salud primitiva y antediluviana.»

En Confessions of an English opium-eater. Thomas De Quincey, 1821.

23.5.09

Interested in murders

«—Mr. Bannister tells me you once killed a man. You are Michael, aren't you?
—That's right.
—I'm very interested in murders. Forgive me if I seem inquisitive, but where had it happened?
—At Murcia.»

En Lady from Shanghai. Orson Welles, 1947.

b a q

22.5.09

Lisboa 09

Nelle finestre

En las ventanas, los días.
Se animan pocos rostros,
llegados sin pedirlos nunca porque se les necesita.
Donde comienzo también yo. Donde termino
hay una larga luna, el enorme negro de las montañas.
Me parecía una noche con la nieve de hoy,
el ínfimo gasto, las pocas monedas, tu pequeña felicidad.
Y también he visto las montañas, madre, no siempre,
pero he visto las montañas.
Las piedras ruedan abajo: basta con no gritar.


Nelle finestre i giorni.
Si animano pochi visi,
venuti senza chiedere mai perché ne ho bisogno.
Dove comincio anch’io. Dove finisco
è una lunga luna, il grande nero delle montagne.
Mi sembrava una notte con la neve oggi
la piccola spesa, i pochi soldi, la tua piccola felicità.
E anch’io ho visto le montagne, mamma, non sempre,
ma ho visto le montagne.
I sassi rotolano giù, basta non gridare.

Humana gloria. Mario Benedetti, 2004.

21.5.09

Realismo

«Cada vez que un político, filósofo, sociólogo o padre de familia pronuncia la frase ‘seamos realistas’, 'la realidad es la que es' o utiliza el término ‘realismo’ contra una actitud diferente a la suya, suele hacerlo para reivindicar una determinada realidad como la única posible, o como oposición a cualquier cambio de esa realidad. Sin embargo, la RAE incluye la siguiente acepción:

Realismo
3. m. Fil. Tendencia a afirmar la existencia objetiva de los universales. En este sentido equivale a idealismo y se opone a nominalismo. Estas denominaciones, de gran uso en la Edad Media, se han renovado en el pensamiento contemporáneo.»

En Divulgazione in tasca. Marco Fazzoletti. Nº 87. Feb. 2008.

Ungaretti, Mori


El abogado del círculo



*Vivre sa vie. Jean-Luc Godard, 1962.

19.5.09

Descendencia




«Not until 1980 were we able to read in the Sunday Times how Stalin’s son, Yakov, died. Captured by the Germans during the Second World War, he was placed in a camp together with a group of British officers. They shared a latrine. Stalin’s son habitually left a foul of mess. The British officers resented having their latrine smeared with shit, even if it was the shit of the son of the most powerful man in the world. They brought the matter to his attention. He took offense. They brought it to his attention again and again, and tried to make him clean the latrine. He raged, argued, and fought. Finally, he demanded a hearing with the camp commander. He wanted the commander to act as arbiter. But the arrogant German refused to talk about shit. Stalin’s son could not stand the humiliation. Crying out to heaven in the most terrifying of Russian curses, he took a running jump into the electrified barbed-wire fence that surrounded the camp. He hit the target. His body, which would never again make a mess of the Britishers’ latrine, was pinned to the wire.
(...) Stalin’s son laid down his life for shit. But a death for shit is not a senseless death. The Germans who sacrificed their lives to expand their country’s territory to the east, the Russians who died to extend their country’s power to the west—yes, they died for something idiotic, and their deaths have no meaning or general validity. Amid the general idiocy of the war, the death of Stalin’s son stands out as the sole metaphysical death.»

«Fue en 1980 cuando pudimos leer por primera vez, en el "Sunday Times", cómo murió Yakov, el hijo de Stalin. Preso en un campo de concentración alemán durante la Segunda Guerra Mundial, compartía su alojamiento con oficiales británicos. Tenían el retrete común. El hijo de Stalin lo dejaba sucio. A los británicos no les gustaba ver el retrete embadurnado de mierda, aunque fuera mierda del hijo de quien era entonces el hombre más poderoso del mundo. Se lo echaron en cara. Se ofendió. Volvieron a reprochárselo una y otra vez, le obligaron a que limpiase el retrete. Se enfadó, discutió con ellos, se puso a pelear. Finalmente solicitó una audiencia al comandante del campo. Quería que hiciese de juez. Pero aquel engreído alemán se negó a hablar de mierda. El hijo de Stalin fue incapaz de soportar la humillación. Clamando al cielo terribles insultos rusos, echó a correr hacia las alambradas electrificadas que cerraban el campo. Cayó sobre ellas. Su cuerpo, que ya nunca volvería a ensuciar el retrete de los ingleses, quedó colgado de las alambradas.
(...) El hijo de Stalin dio su vida por la mierda. Pero morir por la mierda no es una muerte sin sentido. Los alemanes, que sacrificaban su vida para extender el territorio de su imperio hacia oriente, los rusos, que morían para que el poder de su patria llegase más lejos hacia occidente, ésos sí, ésos morían por una tontería y su muerte carece de sentido y de validez general. Por el contrario, la muerte del hijo de Stalin fue, en medio de la estupidez generalizada de la guerra, la única muerte metafísica.»

* Yakov Dzhugashvili Stalin, junio 1941.
**Yakov Dzhugashvili Stalin, 14 de abril, 1943.
***En Nesnesitelná lehkost byti [La insoportable levedad del ser]. Milan Kundera, 1984.

Lo más querido para ella

17.5.09

La creencia


© Robert Whitaker

*Mick Jagger, 1970.

Ciudades

«¿Imagina usted un poeta moderno que quiera introducir un verso suyo en medio de un canto de la Iliada, o una escena de su invención a la mitad de un acto de Shakespeare? Y, sin embargo, lo que se le pide a los arquitectos modernos, y que éstos bellacamente realizan, es un absurdo de ese género.»

En Novísimas ciudades. Gog. Giovanni Papini, 1931.

12.5.09

World Within World

«En el dormitorio, durante mis noches en vela, planeé que un día escribiría un libro que expresase la verdad de la que yo era testigo. Tenía muy claro lo que diría. Era esto: que cada uno está ocupado por perseguir ciegamente sus propias metas, pero que aun por debajo de sus objetivos, por debajo de sus esfuerzos por huir de la sociedad adecuándose al comportamiento de rebaño de quienes lo rodean, quiere algo muy distinto de esas metas y muy distinto de los modelos de las instituciones humanas, y lo que quiere es lo que todos queremos: simplemente admitir que es una existencia aislada, y que su clase y su nación, incluso la personalidad y el carácter que muestra a sus congéneres, no son más que una máscara, y que por debajo de esa máscara no hay más que el deseo de amar y ser amado, sólo porque es ignorante y miserable y está rodeado por los enigmas del tiempo, del espacio y de las demás personas.»

En World Within World [Un mundo dentro del mundo], Stephen Spender, 1951.

Tu vaca de la tribulación



*Fred Astaire.

9.5.09

Vive en el mundo y vuelve



*Audrey Hepburn, 1954.

Het volgende verhaal

«No, sé que el tiempo no puede acelerarse. ¿O sí? Los huevos son blancos y brillantes, cápsulas del color del semen; las larvas blandamente anilladas, un color de marfil vivo. La madre muerde el puré de rata, las larvas lo lamen de su hocico. Todo tiene que ver con el amor. Después de cinco horas ellos comen por sí solos; al día siguiente ya se arrastran por el cadáver enrrollado. CAro DAta VERmibus: carne dada a los gusanos. Chiste de latinistas, perdón.»

En Het volgende verhaal [La historia siguiente]. Cees Nooteboom.

6.5.09

Siglo XVII

«—No, yo es que escribo de mi mundo interior...

—Ahí no pasa nada. No hay espadachines, no hay muertes. (Los moribundos molan un montón ¿eh? Ahhhhg...) No hay honor. ¡Libro traidor, malandrín! Esto, sin embargo, fíjate. Siglo XVII: el subidón en España. Mira, todo bueno, todo bueno, mira. Dirás que está mal maquetado. Copón, con sus tildes, sus acentos ¿no? Porque se cayó... No callo, cayó.»

En Arturo Pérez-Reverte. Muchachada Nui. 2 de tve.

Utopía






«La idea misma de una ciudad ideal es un sufrimiento para la razón, una empresa que honra al corazón y desacredita al intelecto. (¿Cómo pudo un Platón prestarse a ella? Me olvidaba que es el ancestro de todas esas aberraciones, retomadas y agravadas por Tomás Moro, el fundador de las ilusiones modernas.)»

*Broadacre city. The living city. Frank Lloyd Wright, 1958.
**Mecanismo de la utopía. Historia y utopía. E. M. Cioran, 1960.