30.11.09

Masticando y masticando





*Passport to Pimlico. Henry Cornelius, 1949.
*Benny's video. Michael Haneke, 1992.
*Thyko moon. Enki Bilal, 1997.

29.11.09

Agujas de cedro acumuladas



«Porque no puedes derrotarlos, simplemente huyes (y agradeces a Dios que puedas huir, que puedas escapar de esa masiva solidaridad de apestosas larvas de cinco pies de grosor que cubre la tierra, en la que hombres y mujeres en parejas son colocados y alineados como bolos; gracias a los dioses sean los que sean por esa afilada estaca menguante masculina sin caderas que se adapta ligera y fácil de mover donde las caderas femeninas como cámaras de cartucho los sujetan con fuerza)»

*William Faulkner, Eudora Welty. New York, 1962.
*Absalom, Absalom! William Faulkner, 1936.

20.11.09

De repente ventanas



*«Everything will be alright. Probably tomorrow a big car arrives, a fast racing-car, you know? You like those, don’t you? And a man jumps out and tells that everything is alright again. And water runs into your mouth and the doves fly. And maybe the dead come back to live.»

**«When the light poured down through a hole in the clouds, | We knew the great poet was going to show. And he did. | A limousine with white tires and stained-glass windows | Dropped him off. (…) “No need to rush,” he said at the close of the reading, “the end | Of the world is only the end of the World as you know it.”

*«Ya verás, todo se va a arreglar. Quizá mañana mismo llegue un coche grande. Un coche deportivo ¿sabes? ¿Te gustan o no? Y bajará de él un tipo que dice que todo vuelve a estar bien. Y el agua correrá de nuevo por tu boca y volarán palomas. Y quizá los muertos resuciten.»

**«Cuando la luz se vertía por un agujero en las nubes, | supimos que iba a aparecer el gran poeta. Y así fue. | Se bajó de una limusina con neumáticos blancos y vidrieras en las ventanas. (…) “No hay prisa —dijo al finalizar la lectura—, el fin del mundo sólo es el fin del mundo tal y como lo conocéis”.»

*Le temps du loup. Michael Haneke, 2003.
**The great poet returns. Mark Strand, 1998.

17.11.09

Donde se ahorra gas

«—Talk to me, bright boy —Max said—. What do you think’s going to happen?
George did not say anything.
—I’ll tell you —Max said—. We’re going to kill a Swede. Do you know a big Swede named Ole Anderson?
—Yes.
—He comes here to eat every night, don’t he?
—Sometimes he comes here.
—He comes here at six o’clock, don’t he?
—If he comes.
—We know all that, bright boy —Max said—. Talk about something else. Ever go to the movies?
—Once in a while.
—You ought to go to the movies more. The movies are fine for a bright boy like you.
—What are you going to kill Ole Anderson for? What did he ever do to you?
—He never had a chance to do anything to us. He never even seen us.
—And he’s only going to see us once —Al said from the kitchen.
—What are you going to kill him for, then? —George asked.
—We’re killing him for a friend. Just to oblige a friend, bright boy.
—Shut up —said Al from the kitchen. You talk too goddamn much.
—Well, I got to keep bright boy amused. Don’t I, bright boy?
—You talk too damn much —Al said—. The nigger and my bright boy are amused by themselves. I got them tied up like a couple of girl friends in the convent.
—I suppose you were in a convent.
—You never know.»

«—Dime, chico listo —dijo Max—. ¿Qué crees que va a ocurrir?
George no respondió.
—Te lo diré —siguió Max—. Vamos a matar a un sueco. ¿Conoces a un sueco grandote llamado Ole Andreson?
—Sí.
—Viene a cenar todas las noches, ¿verdad?
—A veces.
—A las seis en punto, ¿verdad?
—Si viene.
—Todo eso ya lo sabemos, chico listo —dijo Max—. Hablemos de otra cosa. ¿Vas al cine?
—De vez en cuando.
—Deberías ir más al cine. Las películas son buenas para un chico listo como tú.
—¿Por qué van a matar a Ole Andreson? ¿Qué les ha hecho?
—No ha tenido oportunidad de hacernos nada. Nunca nos ha visto.
—Y nos va a ver una sola vez —dijo Al desde la cocina.
—¿Por qué van a matarlo entonces? —preguntó George.
—Lo hacemos para un amigo. Es un favor, chico listo.
—Cállate —dijo Al desde la cocina—. Estás abriendo demasiado la bocaza.
—Bueno, tengo que entretener al chico listo. ¿Verdad, chico listo?
—Estás abriendo demasiado la bocaza —dijo Al—. El negro y mi chico listo se entretienen solos. Los tengo atados como a un par de amigas en el convento.
—¿He de suponer que estuviste en un convento?
—Nunca se sabe.»



*The killers. Ernest Hemingway, 1927.
*Andrei Tarkovski en Убийцы (The killers). Andrei Tarkovski, 1958.

11.11.09

Crucifixiones



«We played war during the war, | Margaret. Toy soldiers were in big demand,| the kind made from clay. | The lead ones they melted into bullets, I suppose. | You never saw anything as beautiful| as those clay regiments! I used to lie on the floor| for hours staringthem in the eye | I remember them stareng back at me in wonder. | How strange they must have felt | standing stiffly at attention | befote a large, incomprehending creature | with a moustache made of milk. | In time they broke, or I broke them on purpose. | There was a wire inside their limbs, | inside theis chests, but nothing in the heads! | Margaret, I made sure. | Nothing at all in the heads… | Just an arm, now and then, an officer’s arm, | wielding a saber from a crack | in my deaf grandmother’s kitchen floor. »

«Jugábamos a la guerra durante la guerra, | Margaret. La demanda de soldados de juguete era enorme. | Estaban hechos de arcilla, | supongo que los de plomo los habrían transformado en balas. | Seguro que nunca has visto nada tan hermoso | como aquellos regimientos de arcilla. Yo solía tirarme en el suelo | durante horas mirándoles a los ojos. | Puedo recordar cómo ellos también me miraban, asombrados. | Qué extraño debo haber resultado para ellos, | allí quietos, firmes, mirando fijamente | aquella enorme e incomprensible criatura | con un bigote de leche. | Con el tiempo se rompieron, o quizás los rompí yo mismo. | Había alambre dentro de sus piernas, | en el interior de sus pechos, pero sus cabezas estaban vacías. | Te lo aseguro, Margaret, me cercioré de ello. | No había absolutamente nada dentro de sus cabezas… | Como mucho quedará un brazo, el brazo de un oficial | enarbolando su sable en cualquier grieta | del suelo de la cocina de mi abuela sorda. »

*The Deer Hunter. Michael Cimino, 1978.
*The big War [Trad. Martín López-Vega]. Charles Simic, 2003.

9.11.09

Como una mandarina






MURAL

Éste es tu nombre /
dijo una mujer,
y desapareció en el pasillo espiral...

Veo el cielo ahí, al alcance de la mano.
El ala de una paloma blanca me lleva a
otra infancia. No sueño que
sueño. Todo es real. Noto que
pierdo pie…
y alzo el vuelo. Seré lo que llegue a ser en
el último firmamento. Todo es blanco,
el mar que cuelga de los tejados de nubes
blancas. La nada es blanca en
el cielo blanco del absoluto. He sido y no
he sido. Estoy solo en esta
eternidad blanca. Me he adelantado a la cita
y ni un ángel ha salido a decirme:
«¿Qué has hecho allá, en el mundo?»
No he escuchado los gritos de júbilo de los justos, ni
los lamentos de los pecadores, estoy solo en lo blanco,
solo...

Nada me duele a las puertas de la resurrección.
Ni el tiempo ni los afectos. No
siento la ligereza de las cosas o la pesadez
de las obsesiones. No he encontrado a quién preguntarle:
¿Dónde está mi dónde ahora? ¿Dónde la ciudad
de los muertos, dónde yo? No hay nada aquí
en el no aquí... en el no tiempo,
en la no existencia.

Como si hubiera muerto antes...
conozco esta visión, y sé que
voy a lo desconocido. Quizá
siga vivo en algún lugar, consciente de
lo que quiero...

Un día seré lo que quiero.

Un día seré idea. No habrá espada que la lleve
a la tierra en ruinas, ni libro...
Será como lluvia en el monte rota
contra la hierba pujante,
y no habrá fuerza bruta
ni justicia errática.

Un día seré lo que quiero.

Un día seré pájaro, y extraeré de mi no siendo
mi ser. Según ardan mis alas
me acercaré a la verdad y renaceré de
la ceniza. Soy la charla de los soñadores, he renegado
de mi cuerpo y mi alma para consumar
mi viaje primero al significado, que me ha abrasado
y se ha ocultado. Soy lo oculto. Soy el celeste
proscrito.

Un día seré lo que quiero.

Un día seré poeta,
y el agua será rehén de como yo la vea. Mi lengua será
metáfora
de la metáfora, y no dirá o indicará
lugar. Pues el lugar es mi pecado y mi pretexto.
Soy de allí. Mi aquí da un salto
de donde piso a mi fantasía...
Soy quien fui o quien seré,
me fragua o me derrumba el espacio que se extiende
infinito.

Un día seré lo que quiero.

Un día seré viña,
¡que me prense el verano,
y beba mi vino quien pase
junto a las pléyades del lugar azucarado!
Soy el mensaje y el mensajero,
soy las pequeñas direcciones y el correo.

Un día seré lo que quiero.


© Ulf Andersen/Getty Images

*Mural (Fragmento. Trad. Luz Gómez). Mahmud Darwix, 2000.

8.11.09

Vida de las plantas





*House by the Railroad. Edward Hopper, 1925.
*Christina's World (fragment in the back). Andrew Wyeth, 1948.
*House at night. William Gedney, 1967.

5.11.09

En postura trascendente

«Minha ex-mulher passa por mim em velocidade, e fala qualquer coisa de pizza na sobreloja. Eu preferia comer lá fora, mas ela sempre foi de andar à minha frente, e agora já está na escala rolante, que ela sobe andando. Usa um bermudão folgado, mas posso adivinhar que continua com o mesmo corpo. Senta-se num banquinho da lanchonete, e vejo seus seios de relance. Tem os ombros nus, e a pele no ponto certo de quem vai à praia e não toma sol. Se eu lhe dissesse tudo o que estou pensando neste instante, ela ia gostar de ouvir; mas no instante siguinte quase lhe pergunto se não dá varizes, isso de passar o dia em pé numa butique. Porque levamos seis meses sem nos falar, ou porque antes disso já nos falamos tudo, ou porque nesses seis meses tudo o que falamos antes virou barulho, fica difícil retomar a conversa.»

«Mi exmujer pasa a por mí con prisa, y dice algo sobre pizza en el entresuelo. Yo preferiría comer por ahí, pero ella siempre ha sido de llevarme la contraria, y ahora ya está en la escalera mecánica, por la que sube andando. Lleva unas bermudas holgadas, pero puedo intuir que sigue teniendo el mismo cuerpo. Se sienta en un banco de la cafetería. De reojo, miro sus pechos. Lleva los hombros desnudos, y la piel en el punto exacto de quien va a la playa y no toma el sol. Si le dijese todo lo que estoy pensando en este instante, le gustaría oírlo. Pero al instante siguiente casi le pregunto si no produce varices eso de pasar el día de pie en una boutique. Porque llevamos seis meses sin hablar, o porque antes de eso ya nos lo dijimos todo, o porque en esos seis meses todo lo que habíamos dicho antes se ha vuelto ruido, resulta difícil retomar la conversación.»



*Estorvo. Chico Buarque de Holanda, 1991.
*Chico Buarque de Holanda, 1971.