«We played war during the war, | Margaret. Toy soldiers were in big demand,| the kind made from clay. | The lead ones they melted into bullets, I suppose. | You never saw anything as beautiful| as those clay regiments! I used to lie on the floor| for hours staringthem in the eye | I remember them stareng back at me in wonder. | How strange they must have felt | standing stiffly at attention | befote a large, incomprehending creature | with a moustache made of milk. | In time they broke, or I broke them on purpose. | There was a wire inside their limbs, | inside theis chests, but nothing in the heads! | Margaret, I made sure. | Nothing at all in the heads… | Just an arm, now and then, an officer’s arm, | wielding a saber from a crack | in my deaf grandmother’s kitchen floor. »
«Jugábamos a la guerra durante la guerra, | Margaret. La demanda de soldados de juguete era enorme. | Estaban hechos de arcilla, | supongo que los de plomo los habrían transformado en balas. | Seguro que nunca has visto nada tan hermoso | como aquellos regimientos de arcilla. Yo solía tirarme en el suelo | durante horas mirándoles a los ojos. | Puedo recordar cómo ellos también me miraban, asombrados. | Qué extraño debo haber resultado para ellos, | allí quietos, firmes, mirando fijamente | aquella enorme e incomprensible criatura | con un bigote de leche. | Con el tiempo se rompieron, o quizás los rompí yo mismo. | Había alambre dentro de sus piernas, | en el interior de sus pechos, pero sus cabezas estaban vacías. | Te lo aseguro, Margaret, me cercioré de ello. | No había absolutamente nada dentro de sus cabezas… | Como mucho quedará un brazo, el brazo de un oficial | enarbolando su sable en cualquier grieta | del suelo de la cocina de mi abuela sorda. »
*The Deer Hunter. Michael Cimino, 1978.
*The big War [Trad. Martín López-Vega]. Charles Simic, 2003.
«Jugábamos a la guerra durante la guerra, | Margaret. La demanda de soldados de juguete era enorme. | Estaban hechos de arcilla, | supongo que los de plomo los habrían transformado en balas. | Seguro que nunca has visto nada tan hermoso | como aquellos regimientos de arcilla. Yo solía tirarme en el suelo | durante horas mirándoles a los ojos. | Puedo recordar cómo ellos también me miraban, asombrados. | Qué extraño debo haber resultado para ellos, | allí quietos, firmes, mirando fijamente | aquella enorme e incomprensible criatura | con un bigote de leche. | Con el tiempo se rompieron, o quizás los rompí yo mismo. | Había alambre dentro de sus piernas, | en el interior de sus pechos, pero sus cabezas estaban vacías. | Te lo aseguro, Margaret, me cercioré de ello. | No había absolutamente nada dentro de sus cabezas… | Como mucho quedará un brazo, el brazo de un oficial | enarbolando su sable en cualquier grieta | del suelo de la cocina de mi abuela sorda. »
*The Deer Hunter. Michael Cimino, 1978.
*The big War [Trad. Martín López-Vega]. Charles Simic, 2003.
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