31.7.09

Las meras cosas



«Una vez elaborado, el utensilio, por ejemplo un zapato, reposa en sí mismo como la mera cosa, pero no se ha generado por sí mismo como el bloque de granito. Por otra parte, el utensilio presenta un parentesco con la obra de arte, desde el momento en que es algo creado por la mano del hombre. Pero, a su vez, y debido a la autosuficiencia de su presencia, la obra de arte se parece más bien a la cosa generada espontáneamente y no forzada a nada. Y con todo, no contamos las obras entre las meras cosas. Las cosas propiamente dichas son, normalmente, las cosas del uso que se encuentran en nuestro entorno, las más próximas a nosotros. Y, así, si bien el utensilio es cosa a medias, porque se halla determinado por la coseidad, también es más: es al mismo tiempo obra de arte a medias; pero también es menos, porque carece de la autosuficiencia de la obra de arte. El utensilio ocupa una característica posición intermedia entre la cosa y la obra, suponiendo que nos esté permitido entrar en semejantes cálculos.»

*El origen de la obra de arte. Martin Heidegger, 1936.

29.7.09

Frasco

Jaraíz
(Del ár. hisp. sahríg o jahríg, este del ár. clás. jihrīg, y este del pelvi čāh-ī-rēg, pozo de arena).
1. m. lagar.

Lagar
(De lago).
1. m. Recipiente donde se pisa la uva para obtener el mosto.

Lago
«El lago es un espacio cuadrado de cemento, por lo general más profundo que ancho, de la bodega tradicional, donde se hacía el pisado de la uva. En él se realizaba la vinificación, después de haber acarreado la uva en comportones desde la viña. También se le conoce con otros nombres: tino, tina, lagar, torcular y jaraíz.»

*Diccionario de la lengua española. Vigésima segunda edición.
*Miguel Ibáñez Rodríguez. Diario La Rioja 16.01.09.

Hemisferios de fruta



*Ingman Bergman.

27.7.09

Pessoa, Celan, Margarit



Y poetes com Pessoa?
—«Ho dius pels seus heterònims? Pessoa em sembla uma mandanga. Se’n podem salvar tres o quatre poemes. Tot això de ser tantes persones diferents a la vegada! L’has llegit? Recordes algun poema? Si no el recordes és per això. No ho posa tot damunt la taula, s’amaga en els heterònims. Naturalment, no ho dic per ell, però amb la poesia passa com amb la pintura abstracta: hi ha molts d’intrusos i, entre uns i altres, per poc no la maten. No se n’han sortit perquè la poesia és molt forta, perquè ens fa falta.»
Tampoc no li agrada Celan. A «Llegir poesia» escriu: «En acabar aquest llibre de poemas/ no sé ni què m’ha dit/ ni què em volia dir. Ni tan sols sé si pretenia dir-me alguna cosa.»
—«Té alguns poemas molt bons, però la resta no sembla que diguin res! Fa més de trenta anys que el llegeixo, suposo que já tinc dret a dir que hauria hagut d’entendre alguna cosa.»

—¿Y poetas como Pessoa?
—«¿Lo dices por sus heterónimos? Pessoa me parece una mandanga. Pueden salvarse tres o cuatro poemas. ¡Todo eso de ser tantas personas a la vez! ¿Lo has leído? ¿Recuerdas algún poema? Si no lo recuerdas es por eso. No lo pone todo sobre la mesa, se esconde en los heterónimos. Naturalmente, no lo digo por él, pero con la poesía ocurre como con la pintura abstracta: hay muchos intrusos y, entre unos y otros, por poco la matan. No lo han conseguido porque la poesía es muy fuerte, nos hace falta.»
Tampoco le gusta Celan. En «Llegir poesia» escribe: «Al terminar este libro de poemas/ no sé qué me ha dicho/ ni qué me quería decir. Ni siquiera sé si quería decirme algo.»
—«Tiene algunos poemas muy buenos ¡Pero los demás no parecen decir nada! Hace más de treinta años que lo leo, supongo que ya tengo derecho a decir que debería haber entendido algo.»

*Paul y Gisèle Celan-Lestrange y su hijo Eric, rue de Montevideo. 1955.
**Joan Margarit. Revista Presència núm. 1923. [Enero, 2009]

24.7.09

Le genou





*Le genou de Claire. Eric Rohmer, 1970.
*La leggenda del santo bevitore. Ermanno Olmi, 1988.

Las distinciones oficiales

El país era muy joven, los soldados a caballo eran su defensa. El verde brillante de las praderas demostraba claramente la existencia de Dios, el Dios que proyecta la frontera y construye el ferrocarril. Entonces yo era un muchacho que jugaba a ramino, silbaba a las mujeres. Ingenuo y romántico, con dos bigotes de hombre. De haber podido elegir entre la vida y la muerte, entre la vida y la muerte, habría elegido América.
Entre búfalo y locomotora, la diferencia salta a la vista: la locomotora tiene el camino marcado, el búfalo puede echarse a un lado y caer. Esto decidió el destino del búfalo, el futuro de mis bigotes, mi trabajo.
Ahora te quiero decir: hay quien mata para robar y hay quien mata por amor, el futbolista mata siempre por jugar, yo mataba para ser el mejor. Mi padre cuidador de vacas, mi madre una campesina. Yo, hijo único rubio casi como Jesús, tenía pocos años, y veinte años parecen pocos. Luego te vuelves a mirar y ya no los ves.
Y recuerdo de hecho una tarde triste, yo, con mi amigo 'Culo de goma’, famoso mecánico, en el arcén de una carretera contemplando América, —disminución de los caballos, aumento del optimismo— me presentaron a mis cincuenta años y un contrato con el circo ‘Pacebbeene’ para recorrer Europa. Y firmé con mi nombre, firmé. Y mi nombre era Búfalo Bill.


22.7.09

Como una alegoría



«Más lejos, en un ángulo de su quimera, veía un ferrocarril regresando de la floresta con sus vagones cargados de oro. Y por todo sitio, movediza y transparente como una alegoría de la sensualidad, veía una figura femenina que tenía las piernas de una cocotte, el sombrero de una marquesa, los ojos de una tahitiana y absolutamente nada de su mujer.»

En El banquete. Julio Ramón Ribeyro, 1958.

Don't travel

Reparación




*Groucho Marx,
*José Antonio Primo de Rivera.

20.7.09

301



En 301 consejillos para recuperar a una exnovia despechada. Rosario Cisma, 1979.

Prayers

«El ciego inclinó la cabeza. Mi mujer me miró con la boca abierta.
—Roguemos para que el teléfono no suene y la comida no este fría —dije.»

«Oremos para que algo sueco o noruego
nos ocurra, se pose sobre el suelo y haga
brotar una segunda voz.»

*Cathedral. Raymond Carver, 1983.
**h. Mercado Común. Mercedes Cebrián, 2006.

Sabor




* Oak tree sunrise, California. Ansel Adams.
**Taste of cherry. Abbas Kiarostami, 1997.

17.7.09

The possessed



«Nikolay Vsyevolodovitch looked coldly at him."I only wanted to know, do you believe in God, yourself?"
"I believe in Russia… . I believe in her orthodoxy… . I believe in the body of Christ… . I believe that the new advent will take place in Russia… . I believe … " Shatov muttered frantically.
"And in God? In God?"
"I … I will believe in God."»

«Nikolai Vsyevolodovitch le miró con frialdad. "Sólo quiero saber si usted mismo cree en Dios o no."
"Yo creo en Rusia... Creo en su ortodoxia... Creo en el Cuerpo de Cristo... Creo que su retorno se dará en Rusia... Creo...", tartamudeó Shatov fuera de sí.
"Y, ¿en Dios? ¿En Dios?"
"Yo... creeré en Dios."»

* The Reader of Dostoievsky. Jan Saudek, 2000.
**The possessed [Los demonios]. Fiodor Dostoievsky, 1872.

14.7.09

Bergman, Rosellini & family

Nosotros

Estomagante

«Querida Gloria, no pretendía herir tus sentimientos con mi artículo del 27 de marzo. A tu pregunta de qué significa para mí el término ‘estomagante’, que tanto te ha irritado, mejor que el diccionario (en este caso se queda francamente corto), utilizaré un concepto matemático: el mínimo común múltiplo.
Piensa qué tienen en común los siguientes personajes: Carlos Goñi, Lars von Trier, Ana Belén, Mark Knopfler, José Luis Garci, Pedro Ruiz, Julio Médem, Maria Teresa Campos, Bryan Adams y Chema (el panadero de Barrio Sésamo).

¿Lo tienes? Bueno, espero que esta carta te ayude a entender por qué mi artículo relacionaba la película Mar adentro con el último disco de Rosana. Un abrazo fuerte.»

En Cartas a los lectores y las vascas. Rosario Cisma, 2005.

11.7.09

Ah, el campo

Quien no cree en sí mismo miente siempre

La pelusa: un estudio pormenorizado




La más desinteresada curiosidad, incitada y avivada por años de convivencia (basada en la tolerancia y la mutua comprensión) con este fenómeno doméstico, fue la que nos llevó, en última instancia, a tomar un ejemplar de éstos entre las manos para analizarlo en la medida de nuestras posibilidades. Desde siempre nos resultaba fascinante el proceso de formación de estos cúmulos, tan presente y al tiempo tan misterioso; de qué modo exactamente se iban adosando partículas mínimas y heterogéneas, desperdigadas por toda la casa, sobre los suelos o en suspensión, para constituir una nueva unidad de consistencia bien diferente e identidad reconocida: la pelusa. Tras sopesar diversas vías de estudio, optamos por la intervención directa que, a modo de disección de naturista (sic), pretendía distinguir los diversos elementos que la constituían y, de ser ello posible, reconstruir en sentido inverso su formación mediante la separación de sus estratos.
Dimos comienzo a la investigación tomando muestras con unas pinzas de los filamentos externos de la pelusa, los cuales resultaron ya en sí un pequeño rompecabezas. Con paciencia obtuvimos lo siguiente: de entre la inmensa variedad de las infinitas partículas que suspendidas en la atmósfera casera, pueblan permanentemente la totalidad de los espacios sin que nosotros las percibamos más que cuando un afilado rayo solar nos desvela su abrumadora presencia, de entre todas éstas, digo, existen unas que, por ser de mayor tamaño y presentar forma de hebra, son superficie propicia para que otras partículas menores encuentren acomodo durante el eterno desplazamiento por el universo doméstico. Como diminutos cosmonautas, estas partículas van arracimándose a lo largo deleje de la hebra determinando una formación pilosa y longitudinal, como el lomo de un hurón privado de cabeza y extremidades.
Estas hebras superpobladas y, podríamos decirlo así, “primarias” en la formación de la pelusa, una vez aumentan de peso, pierden poco a poco su ligereza y terminan posándose sobre cualquier superficie de la casa, confundiéndose con lo que comúnmente conocemos como “polvo” (o como dice el poeta: ese “manto grisáceo que da forma al hogar”). El polvo, identificado en singular, como si de una sola cosa se tratase, es en verdad el emplazamiento contiguo de miles de millones de satélites independientes y perfectamente definidos, entre los cuales se cuentan, por cientos de miles, las hebras que ya nos son familiares.
El tiempo transcurre y las corrientes de aire hacen su efecto al recorrer las habitaciones de una puerta abierta a otra: da comienzo un movimiento de partículas en danza grácil y sutil, en ocasiones comparado al de las nubes en formación. La naturaleza heterogénea del polvo permite que, zarandeadas unas contra otras, las hebras se vayan solapando entre sí merced a su propia viscosidad, acumulándose en lo que podríamos considerar “cuasi-pelusas” (sic), pero aún de tamaño moderado. Recurriendo nuevamente a su analogía con las nubes, estas pelusas en estado embrionario se corresponderían con esas pinceladas blancas que habitualmente pasan desapercibidas en un cielo despejado y azul.
Es necesaria en este punto, para que se vea completado con éxito el ciclo de la pelusa, la intervención de cuerpos externos al sustrato-polvo que sirvan de definitiva osamenta a las tan prometedoras “cuasi-pelusas”, para que enroscándose éstas sobre ello, puedan constituir ese singular y magno volumen: LA PELUSA. Comprendamos bajo el epígrafe de cuerpo extraño a cualquier sólido sobre el que pueda quedar adherido el polvo agitado, siendo este elemento constitutivo el que, finalmente, dota a la pelusa resultante de sus definitivas particularidades, de sus rasgos únicos que la hacen exclusiva en relación a todas las demás. Según confirman estadísticas contrastadas, aproximadamente el 68% de las pelusas domésticas se condensan entorno a simples amasijos de pelos, con lo que su originalidad es más bien previsible; no obstante, es en ese 32% restante donde se encuentran aquellas pelusas variopintas, ejemplares e incluso míticas que hacen honor a su nombre; pelusas nacidas alrededor de un fragmento de papel, de un clavo, un lápiz olvidado, el enchufe de algún electrodoméstico; se recuerda incluso una particular pelusa que se formó en torno a un reconocido literato. Ya ven, pues, que no hay obstáculos para este volumen universal.

*En PNH [Partido del No Hacer]. Miguel Brieva.