En las ventanas, los días.
Se animan pocos rostros,
llegados sin pedirlos nunca porque se les necesita.
Donde comienzo también yo. Donde termino
hay una larga luna, el enorme negro de las montañas.
Me parecía una noche con la nieve de hoy,
el ínfimo gasto, las pocas monedas, tu pequeña felicidad.
Y también he visto las montañas, madre, no siempre,
pero he visto las montañas.
Las piedras ruedan abajo: basta con no gritar.
Nelle finestre i giorni.
Si animano pochi visi,
venuti senza chiedere mai perché ne ho bisogno.
Dove comincio anch’io. Dove finisco
è una lunga luna, il grande nero delle montagne.
Mi sembrava una notte con la neve oggi
la piccola spesa, i pochi soldi, la tua piccola felicità.
E anch’io ho visto le montagne, mamma, non sempre,
ma ho visto le montagne.
I sassi rotolano giù, basta non gridare.
Humana gloria. Mario Benedetti, 2004.
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gran poema, gran poeta, pero -pobrecico él- con ese nombre no entra en España ni en plan Carrillo.
ResponderEliminarEntrará, Fru-frú, ya verás que entrará. Cobra¡
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