«En el dormitorio, durante mis noches en vela, planeé que un día escribiría un libro que expresase la verdad de la que yo era testigo. Tenía muy claro lo que diría. Era esto: que cada uno está ocupado por perseguir ciegamente sus propias metas, pero que aun por debajo de sus objetivos, por debajo de sus esfuerzos por huir de la sociedad adecuándose al comportamiento de rebaño de quienes lo rodean, quiere algo muy distinto de esas metas y muy distinto de los modelos de las instituciones humanas, y lo que quiere es lo que todos queremos: simplemente admitir que es una existencia aislada, y que su clase y su nación, incluso la personalidad y el carácter que muestra a sus congéneres, no son más que una máscara, y que por debajo de esa máscara no hay más que el deseo de amar y ser amado, sólo porque es ignorante y miserable y está rodeado por los enigmas del tiempo, del espacio y de las demás personas.»
En World Within World [Un mundo dentro del mundo], Stephen Spender, 1951.
Mis padres me protegían de niños que eran toscos
ResponderEliminarque emitían palabras como piedras y llevaban raídas ropas,
mostrando sus muslos a través de harapos