5.5.15

Inexorable, cruda, pizpireta, llorona, transitable











      [A aquella le siguieron otras Grandes Borracheras. Cuando Bishop comenzaba a beber, no conseguía parar. Bebía hasta quedar inconsciente. Cuando volvía en sí, lo pasaba mal, se sentía culpable, se odiaba. Entonces pasaba largo tiempo sin beber.
      Lota se empeñaba en prolongar lo más posible los periodos de abstinencia. Dejó de servir copas en las reuniones con los amigos. Si las dos iban a casa de alguien, pedía que no le ofrecieran bebida a Bishop.
      Bishop estaba agradecida por aquella protección amorosa. Por eso, más culpable se sentía cuando, ingrata e irresponsable, volvía a beber. Cuando Dylan Thomas murió, en noviembre del 53, también él un alcohólico incondicional, Bishop se cogió una coroza homérica por todos los poetas desgraciados. En otras ocasiones Lota no consiguió precisar efemérides que pudiesen haber desencadenado las recaídas. De una cosa tenía certeza, sin embargo: sólo con su amor no conseguía liberar a Bishop del vicio.
      Lota conversó con Bishop y, con maternal persistencia, la convenció para buscar una tratamiento médico para su dependencia. Bishop aceptó tomar Antabuse, un medicamento que hacía que a la menor ingestión de alcohol el borrachín vomitase las tripas.]

*Flores raras. Bruno Barreto, 2013.
*Flores raras y banalísimas, la historia de Elizabeth Bishop y Lota de Macedo Soares [trad. Ángel Alonso], 1995.

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