[Yo quería escribir un poema, un estudio del canguro hembra que termina de procrear
su cangurito
en una bolsa membranosa que lleva a guisa de delantal.
Ampliando un poco la imagen
debía identificar esa bolsa materna con mi dormitorio.
Y dentro de la bolsa de dormitorio estaría mi hija recién
nacida
y un tanto edípicamente yo mismo. Mi mujer,
la cangura, debía administrar esa bolsa de cemento como
parte de
su cuerpo,
estableciendo su maternalismo sobre ambos, incluso sobre
las cosas.
Cuando llegó mi hija yo sospeché esta conversión, y tuve
miedo.
Mi hija pudo tener alas y largarse por la ventana
pero decidió ser como papá y mamá que no saben volar.
Por eso fue menester que la habitación se convirtiera en
marsupia
donde ella terminaría de criarse arrojándome sus olores
de talco y caca, y convirtiendo los bellos pechos eróticos
de mi
cangura
en pechos nutricios.
También debía hablar de mis actitudes de mono alrededor de
su cuna diciéndole “cara de poto”, pero babeante, pero progenitor,
pero a sus órdenes.
Yo debí escribir ese poema. Espero hacerlo algún día.]
*Double Size Head and Hand, Bruce Nauman, 1989.
*Planteo del poema, José Watanabe, 1989.