3.9.14

Copos de nieve para el oído



[El placer físico de ese viaje provenía sobre todo del hecho de que el globo era algo enorme e hinchado, pero también de:

1) la posibilidad de viajar por encima de la cabeza de los demás, más allá del radio de acción de sus brazos extendidos;

2) la posibilidad de elevarme cuando encontraba un árbol o una casa y volver a descender después hacia tierra;

3) que el globo, aunque fuese en verdad gigantesco, era extrañamente sensible, silencioso y dócil a todos los caprichos del aire, y que el hombre en la cesta era exactamente como él y su alma se volvía  tan infantil como la suya;

4) que la brisa, que a los demás les acaricia tan sólo las mejillas, nos empujaba a nosotros en el aire y nadie podía saber qué suerte nos deparaba la navegación en el espacio;

5) la ausencia de todo mecanismo, con excepción de una pequeña lámpara de petróleo... nada de gas, sólo tela, cuerdas, la cesta y nosotros en el aire, y

6) la maravillosa sombra que proyectábamos sobre la hierba.]


*The White Diamond. Weerner Herzog, 2004.
*Aventuras [trad. Sergio Pitol]. Witold Gombrowicz, 1957.

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