[Esperemos. Distraigamos la atención. Como es dificil hablar de nada, lo más conveniente es distraer la atención del discurso rellenándolo con asuntos triviales; algo sin relación con el tema y que ni siquiera aluda a mi estrategia de distraccion. Debo retirar la mirada del discurso y trasladarla a un posible contenido trivial. Puedo elegirlo. Puedo, por ejemplo, hablar del tiempo (y esto tendría la ventaja de alejar definitivamente al lector posible, al lector más astuto que yo.]
*People Magazine, 1998 [noticia probablemente falsa].
*El discurso vacío. Mario Levrero, 1996.
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