«En una pequeña habitación interior de una sola cama, invadida por una profusión de combinaciones y peines y frascos de belleza y un cierto olor a crema cutánea mezclado con el de los zapatos femeninos colgados detrás de la puerta, parecían haberse refugiado de un mundo hostil que preparaba su ruina. Toda aquella tarde me la pasé en la habitación con ella —Vicente salió a arreglar determinados papeles y reservas— tratando de fumar lo más posible para evitar el mareo que me producía el olor de las cremas. Se quitó las gafas: su cara no tenía nada que ver con la anterior.»
*Nunca llegarás a nada. Juan Benet, 1969.
*Ángel González, Juan Benet, Juan García Hortelano. Taos (Nuevo México), 1977.
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