3.3.14

Hora de apariciones



[Una vez lo llevé a un restaurante y se quedó encogido, sin parar de olisquear la carta porque era lo único que le daba seguridad: saber decirme cómo se encontraba el cocinero asturiano cuando escribió el menú. Yo le instaba a que me contara sobre su trabajo. Imaginaba interesante ir a la caza de asesinos y terroristas; sin embargo, Fabio tenía una manera muy aburrida de relatar. El tono de su voz era como el eco de una vasija, y todo el rato construía analogías interminables destinadas a que yo entendiera bien, hasta un fondo que nunca tocábamos, lo crucial de ciertas investigaciones. Se enredaba en complicadas estrategias de Estado que me refería pormenorizadamente hasta que se percataba de mi tedio. Entonces se sentía dolido. Me daba pena, y le ofrecía pasar la noche en mi buhardilla, aunque ya no jugaba limpio, pues me movía la culpa y, para decirlo todo, algunas noches yo lo que quería era leer, y no follar ni dormir con nadie.]




*Le Monde des Livres. Jean-François Martin, 2012.
*La trabajadora. Elvira Navarro, 2014.
*Yuma. Justin Townes Earle, 2007.  

1 comentario: