15.9.10

Envenenamientos



「(...), der gegeüberliegende Raum aber strahlte in blendender Helle, und Frauen standen unbeweglich da, alle mit dunklen Schleiern um Haupt, Stirn und Nacken, schwarze Spitzenlarven über dem Antlitz, aber sonst völlig nackt. Fridolins Augen irrten durstig von üppigen zu schlanken, von zarten zu prangend erblühten Gestalten; — und daß jede dieser Unverhüllten doch ein Geheimnis blieb und aus den schwarzen Masken als unlösliche Rätsel große Augen zu ihm herüberstrahlten, das wandelte ihm die unsägliche Lust des Schauens in eine fast unerträgliche Qual des Verlangens. Doch wie ihm erging es wohl auch den andern. Die ersten entzückten Atemzüge wandelten sich zu Seufzern, die nach einem tiefen Weh klangen; irgendwo entrang sich ein Schrei;—und plötzlich, als wären sie gejagt, stürzten sie alle, nicht mehr in ihren Mönchskutten, sondern in festlichen weißen, gelben, blauen, roten Kavalierstrachten aus dem dämmerigen Saal zu den Frauen hin, wo ein tolles, beinahe böses Lachen sie empfing.」

「(...) la sala de enfrente, en cambio, resplandecía con claridad cegadora, y las mujeres estaban allí inmóviles, todas con velos oscuros entorno a la cabeza, frente y nuca, y con máscarasnegras de encaje en el rostro, pero por lo demás totalmente desnudas. Los ojos de Fridolin erraban sedientos de las figuras exuberantes a las esbeltas, de las delicadas a las espléndidamente en flor...; y como cada una de aquellas mujeres desnudas seguía siendo un misterio y, desde sus máscaras negras, unos ojos grandes lo miraban resplandecientes como el más insoluble de los enigmas, el placer inefable de mirar se transformó para él en el tormento casi insoportable del deseo. Pero lo mismo que a él les debía de ocurrir a los otros. Los primeros suspiros extasiados se transformaban en gemidos que sonaban a un dolor profundo; de algún lado escapó un grito...; y, de pronto, como si los persiguieran, todos se precipitaron, no ya con trajes talares sino con trajes de fiesta de caballero, blancos, amarillos, azules y rojos, desde la sala en penumbra hacia las mujeres, que los recibieron con unas risas dementes, casi malvadas.」

*Arthur Schnitzler. Ferdinand Schmutzer, 1912.
*Traumnovelle. Arthur Schnitzler, 1926.

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