「And in winter, under my greatcoat, I wrapped myself in swathes of newspaper, and did not shed until the earth awoke, for good, in April. The Times Literary Supplement was admirably adapted to this purpose, of a neverfailing toughness and impermeability. Even farts made no impression on it. I can't help it, gas escapes from my fundament on the least pretext, it's hard not to mention it now and then, however great my distaste. One day I counted them. Three hundred and fifteen farts in nineteen hours, or an average of over sixteen farts an hour. After all it's not excessive. Four farts every fifteen minutes. It's nothing. Not even one fart every four minutes. It's unbelievable. Damn it, I hardly fart at all, I should never have mentioned it. Extraordinary how mathematics help you to know yourself.」
「Y en invierno me envolvía, bajo el abrigo, con tiras de papel de periódico, y no me las quitaba hasta que despertaba la tierra, hasta que despertaba realmente, en abril. El Suplemento Literario del Times era excelente a tal efecto, de una solidez e impermeabilidad a toda prueba. Ni los pedos lo rompían. Qué voy a hacerle, suelto ventosidades a cada paso, de modo que alguna alusión he de hacer de vez en cuando al asunto, pese a la lógica repugnancia que me inspira. Un día conté mis gases. Trescientos quince en diecinueve horas, lo que da una media de más de dieciséis pedos por hora. Lo cual no es mucho. Cuatro pedos cada cuarto de hora. Total, nada. Ni un pedo cada cuatro minutos. Es increíble. Vaya, vaya, soy un pedorrero de pacotilla, he hecho mal en decir otra cosa. Resulta extraordinario cómo las matemáticas ayudan a conocerse a sí mismo」
*Samuel Beckett.
*Molloy. Samuel Beckett, 1951.
「Y en invierno me envolvía, bajo el abrigo, con tiras de papel de periódico, y no me las quitaba hasta que despertaba la tierra, hasta que despertaba realmente, en abril. El Suplemento Literario del Times era excelente a tal efecto, de una solidez e impermeabilidad a toda prueba. Ni los pedos lo rompían. Qué voy a hacerle, suelto ventosidades a cada paso, de modo que alguna alusión he de hacer de vez en cuando al asunto, pese a la lógica repugnancia que me inspira. Un día conté mis gases. Trescientos quince en diecinueve horas, lo que da una media de más de dieciséis pedos por hora. Lo cual no es mucho. Cuatro pedos cada cuarto de hora. Total, nada. Ni un pedo cada cuatro minutos. Es increíble. Vaya, vaya, soy un pedorrero de pacotilla, he hecho mal en decir otra cosa. Resulta extraordinario cómo las matemáticas ayudan a conocerse a sí mismo」
*Samuel Beckett.
*Molloy. Samuel Beckett, 1951.
jmmm tendré que replantearme mi relación con las matemáticas.
ResponderEliminarAdoro a Beckett. Te recomiendo "el innombrable" y "esperando a Godot".
ResponderEliminarSaludos.